"Ayer por la tarde, un cliente descontento entró en el local de una importante marca de ropa tejana para reclamar por unos pantalones que había comprado la semana anterior y resultaron defectuosos. No quiso conformarse con una devolución del producto o un reintegro del importe, sino que solicitó encarecidamente “ver a la niña china que ha cosido los tejanos para que entienda que el trabajo es una cosa muy seria”...
“Si fuera mi hija le hacía repetirlas hasta que las dejara como Dios manda, no se levantaba de la silla hasta que no dejara unos pantalones perfectos, vamos hombre”, decía una y otra vez. “Estas chicas hacen las cosas de cualquier manera sin pensar que al otro lado sus actos tienen consecuencias y se van a dormir con la conciencia tranquila mientras aquí nos arriesgamos a enseñar los testículos por la calle porque nuestro pantalón se ha rasgado. Es una cuestión de responsabilidad”, insistía el cliente, que es socio de Intermón Oxfam desde hace 6 años “precisamente para que no ocurran estas cosas”."
Pide ver a la niña china que ha cosido sus tejanos “para decirle cuatro cosas”
“Si fuera mi hija le hacía repetirlas hasta que las dejara como Dios manda, no se levantaba de la silla hasta que no dejara unos pantalones perfectos, vamos hombre”, decía una y otra vez. “Estas chicas hacen las cosas de cualquier manera sin pensar que al otro lado sus actos tienen consecuencias y se van a dormir con la conciencia tranquila mientras aquí nos arriesgamos a enseñar los testículos por la calle porque nuestro pantalón se ha rasgado. Es una cuestión de responsabilidad”, insistía el cliente, que es socio de Intermón Oxfam desde hace 6 años “precisamente para que no ocurran estas cosas”."
Pide ver a la niña china que ha cosido sus tejanos “para decirle cuatro cosas”
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