"de todo lo que he leído estos días, lo más interesante es un artículo de Jacopo Ponticelli y Hans-Joachim Voth que aparecía enlazado por Vox esta mañana. Los autores no intentan explicar las causas de la violencia en Londres esta misma semana, un problema micro que depende mucho de explicaciones con muchos condicionales (más sobre eso luego), sino que toman un punto de vista más macro y a largo plazo. Más concretamente, han estudiado las causas de disturbios y revueltas urbanas desde 1919 (!!!) hasta el 2009, buscando que patrones económicos, demográficos y sociales pueden provocar estallidos de violencia o protestas.
El resultado es ciertamente interesante: el desempleo, las subidas de impuestos o la falta de crecimiento económico no parecen explicar demasiado, pero los recortes de gasto público incrementan dramáticamente la probabilidad que hayan problemas. Es decir, los ajustes fiscales por sí solos no parecen ser una fuente de problemas grave; los recortes de servicios sociales y gasto público directo sí lo son...
por cierto, es algo bastante curioso: las democracias son menos propensas a tener algaradas sociales que las dictaduras...
La aparición de violencia es un problema parecido, en cierto sentido, con un mecanismo de umbrales entre cafres convencidos y gente que está ahí para hacer bulto. De forma un tanto sorprendente, hay relativamente pocos estudios académicos sobre psicología de la masa enfurecida, pero por Mind Hacks tienen un buen resumen. El modelo más sencillo es que uno ve escaladas violentas si la policía empieza a actuar de forma indiscriminada, provocando una reacción de “nosotros contra ellos”; si las fuerzas de seguridad se concentran en aislar y sólo actúan contra los violentos o los que desobedecen de forma agresiva, mantener el orden en una manifestación es relativamente sencillo..."
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