"El verano de 1971, Philip Zimbardo, profesor de psicología en la Universidad de Stanford, se dispuso a llevar a cabo un sencillo experimento en el que quería demostrar la frágil y delgada línea que separa el bien del mal.
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Se conoció como “el experimento de la cárcel de Stanford” y lo que debía ser una prueba de conducta y resistencia humana acabó convirtiéndose en un perverso experimento, lleno de actos sádicos y crueles.
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La mayoría de estos “policías” habían sido escogidos por sus tendencias pacifistas. Muchos de ellos pertenecían a movimientos hippies que por aquellos tiempos tenían como consigna y modo de vida el “haz el amor y no la guerra”.
Se les dio una serie de consignas de cómo debían tratar a los presos y la autoridad que debían ejercer sobre estos. Entre ellas estaba la de desnudarlos, burlarse de ellos, hacerlos sentir vejados… y se lo tomaron tan al pie de la letra que muchos llegaron a practicar una autentica y desproporcionada violencia psicológica.
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La cincuentena de personas que habían estado observando todo el estudio desde fuera, a lo largo de aquellos días, se habían vuelto inmunes a todas las imágenes y comportamientos que se desarrollaban en el interior, viendo como “normal” lo que allí había estado sucediendo. La única que puso la voz de alarma fue la doctora Maslach."
El perverso experimento del profesor Zimbardo
Actualizado 22/08/2011: "Se necesitan voluntarios para un estudio psicológico"
Lo que me agobia de este asunto, es que me parece que la reacción del "Preso", está clara, si a uno lo putean, pues se trastorna y cada uno sale por donde puede. Lo que me asusta es el comportamienro de los que hacían de "polis", porque una preferiría pensar que obraría bien en una situación así, pero ¿hasta qué punto tengo un lado oscuro deseando tener una excusa para salir? ¿y hasta qué punto puede una mantener a raya ese lado oscuro?
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