sábado, 23 de febrero de 2013

El principio de mediocridad sexual

"He aquí el principio de mediocridad, según el doctor P. Z. Myers, biólogo, de la Universidad de Minnesota: “El principio de mediocridad sostiene simplemente que no es usted especial. El universo no gira en torno a su persona; este planeta no cuenta con ningún privilegio singular, su país no es el resultado perfecto de una secuencia de designios divinos; su existencia no se debe al influjo de un sino orientador e intencional; y ese emparedado de atún que se ha comido en el almuerzo no forma parte de una conjura pensada para producirle una indigestión. La mayoría de las cosas que suceden en el mundo son simples consecuencias de las leyes naturales, leyes de carácter universal, puesto que rigen en todas partes y atañen a la totalidad de lo existente, sin que haya excepciones especiales ni amplificaciones que redunden en su beneficio personal (y siendo además la diversidad un producto de la intervención del azar). Todo cuanto usted, como ser humano, considera investido de una importancia cósmica, es un accidente”...
¿Qué hacer para ser más reales y más honestos, sexualmente hablando? Bueno, propondré algo sencillo: conversar...
 El ochenta por ciento de la plenitud sexual (¡y de la felicidad!) depende de nuestra capacidad para conversar con nuestra pareja...Cariño, la próxima vez que me la chupes, méteme el dedo en el culo. Sí, me gusta. ¿Por qué no te lo había dicho antes? Porque desconocía el principio de mediocridad sexual y ahora que lo conozco quiero una vida sexual más real y más honesta.
No se me desanimen de entrada. Solo hace falta empeñarse con determinación. Ya sé que es difícil, pero hay que intentarlo. Hablar. Parece sencillo, eh. Pues no lo es. A la gente le cuesta mucho hablar de su ser sexual. Algo tan simple como decir me gustaría que me llamaras puta cuando me folles, decir eso, puede ser prácticamente imposible para un número asombroso de personas. Cuántas mujeres recién corridas se atreven a decirle a su pareja: ay querido, qué rico, mientras me follabas yo imaginaba que estaba follándome a Harvey Keitel. Algo tan elemental. Pues no se atreven..."
Juan Abreu: El principio de mediocridad sexual

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