"Podría pensarse que la creación de buena música depende del talento, la gracia o hasta la genialidad de quien la compone.
Para empezar, la computadora produjo dos piezas cortas de ruido, a partir de notas unidas aleatoriamente..."
Pero eso no es lo que de hecho opina el profesor Armand Leroi, del Imperial College de Londres.
Leroi, especialista en biología del desarrollo evolutivo, se propuso demostrar que el compositor es un elemento prescindible en la fina tarea de la composición musical.
En su opinión, la música opera de acuerdo con los designios de una fuerza mucho más fundamental: la evolución...
Con el objeto de probarlo, enlistó la ayuda del doctor Bob MacCullum, de día investigador especializado en mosquitos, y de noche creador de las "Melodías de Darwin", un programa informático que "cría" ruidos...hasta que "naturalmente" se transforman en música.
Para empezar, la computadora produjo dos piezas cortas de ruido, a partir de notas unidas aleatoriamente..."
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